Cuando invertimos tiempo, recursos y esfuerzos en diseñar experiencias de aprendizaje, lo hacemos con la intención de contribuir al desarrollo de nuevas capacidades en otros. No importa que estas experiencias se fomenten a través de cursos online, presenciales, de autoestudio o de otra manera. La modalidad no importa, pero sí la calidad de la experiencia. No obstante, no siempre se concretan estas intenciones. En esta nota, reflexiono acerca de lo indispensable que es el concepto de alineación para el diseño de cursos online efectivos.
Uno de los motivos más recurrentes para explicar la poca efectividad de cursos, sobre todo los online, es una falta de alineación entre los distintos elementos que componen la experiencia de aprendizaje; Resultante de ello, se puede observar un proceso poco coherente, integrado o efectivo. Un análisis más técnico, nos permitiría revelar la ausencia de objetivos claros, la poca relevancia de las actividades y/o la falta de alineación entre las actividades de evaluación y los desempeños esperados, entre otros.
Como ejemplo de la importancia que tiene el concepto de “alineación” en el diseño de cursos, la organización Quality Matters, cuya misión es certificar la calidad de cursos y programas online, utiliza esta metáfora arquitectónica para comunicar la coherencia que deben demostrar los cursos y programas que aspiren a obtener su certificación. La alineación es tan imprescindible, que de no estar presente en los seis elementos aquí representados (calificados estándares), no es posible obtener su certificación, independientemente de que se cumplan los restantes 37 estándares.
A continuación, definimos cómo asegurar que estos elementos estén alineados entre sí.
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Habiéndose alineado los principales elementos del curso, se produce el esperado efecto de “equilibrio”.
El equilibrio lo establece la correlación entre el foco en el aprendiz y lo que este necesita para alcanzar exitosamente los objetivos de aprendizaje planteados; y se contrasta con la postura de darle mayor énfasis al “contenido” que se desee transmitir o “cubrir”.
Al poner al aprendiz en el centro del diseño de la experiencia de aprendizaje, cada elemento que se integra al curso (sean materiales, actividades, tecnologías, etc.) se justifica ante los objetivos de aprendizaje declarados. Este ejercicio sirve de antídoto para regular la tendencia a incluir contenidos y/o actividades en exceso y que no se vinculen directamente con los objetivos declarados, rasgo característico que suele estar presente en cursos online o presenciales.
¿Cómo se visualizaría la falta de equilibrio utilizando la misma metáfora?
A continuación, caracterizamos tres casos emblemáticos de cursos que padecen de una falta de alineación y de equilibrio en su estrategia de diseño y cuyos posibles resultados serían predeciblemente deficientes.
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Seguramente estos ejemplos nos traen a la memoria algunos casos de cursos o experiencias de aprendizaje que muestran algún grado de falta de alineación o equilibrio.
Afortunadamente, se demuestra que, poniendo el foco y la rigurosidad en estos aspectos de alineación, se logra hacer los ajustes necesarios permitiendo que el diseño de nuestras experiencias de aprendizaje alcance un mayor grado de equilibrio y, por consiguiente, obtenga los resultados de aprendizaje anhelados.